Luz de él

Dulce y limpia es tu mirada, mas ese no es tu verdadero ser,
Te rodea la oscuridad pero a lo lejos me puedes vislumbrar,
Allá donde los colores se juntan, donde las sombras se vuelven hermosas,
Donde la luz ama a la oscuridad y viceversa,
Luz es mi alma, mas la oscuridad mi corazón, 
Desde el día que nuestras miradas cruzaron, 
En un mundo en el que todo era al revés,
Que tu mirar era oscuro y el mío relucía con la llama de la bondad,
Pero las llamas besan las sombras y estas se tornan hermosas,
No existía mal ni bien cuando ambos se juntaban,
No existía el mundo, no existía el mal, no existía el hombre…
Si, dos cosas opuestas se complementan, entonces se dan cuenta que son iguales,
Que al juntarse están enteras y al separarse no son ellas,
Nunca se despiden, ni aun que el tiempo olvide,
Las llamas se apagan y queda la oscuridad,
No una oscuridad malvada, sino una oscuridad del sueño,
A la espera de encontrar la llama y besar sus colores unidos,
Crear la magia que siempre quedó allí,
Y que por más que el mundo cambie, siempre volverán a lucir,
La luz le dijo a la oscuridad, “haré que no me olvides,
Pues la luz vendrá a verte cada noche,
Haciéndote recordar mi mirada, mis caricias…
Mas tres días al mes te iluminará con mi verdadero ser,
Obsérvala y aunque me olvides, me recordarás”
Hasta que un día esa luz reflejará los dos rostros,
De nuevo unidos bajo su luz,
En otro mundo, de otra forma, pero siempre juntos…

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