La Garza
Hace mucho tiempo, donde entonces
había un bosque, una mujer paseaba cada día por aquel hermoso lugar. Un día una
garza se le acercó con una preciosa piedra roja en el pico, la garza se la dio
y con tinta aun en el pico se alzó al vuelo y desapareció, la joven miró la
piedra, enganchada a ella había una nota, en ella ponía:
-“aquí tienes amada mía mi corazón,
pues te veo cada día pasear y sé que tú no me puedes amar, así que te entrego
mi corazón, porque en mi pecho sólo siente dolor, sólo en tus manos, blancas y
delicadas, puede sentir sin temor, el acogedor calor de tu amor”.
La joven dejó resbalar dos lágrimas
por sus mejillas y desde ese día buscaba a la garza sin cesar, pero la garza no
volvió a aparecer jamás...
En una caja de madera guarda con
amor en su habitación, el corazón de la garza que tanto añoró.
Pero a veces, en un día concreto de
primavera que nadie conoce, si pasas por casualidad por aquel lugar, puedes
escuchar al viento susurrar, a una garza que jamás dejó de amar.
Me encanta cómo escribes; demuestras tener un rico mundo interior, además de ser una chica muy atractiva
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